Hoy nos paramos a retratar uno de esos momentos intermedios de la obra, entre el no ser y el serlo todo. Uno de esos momentos estelares del reciclaje: el tuteo con el material.
En ese momento impreciso de la obra, tenemos el material entre las manos, queremos sacarle notas insospechadas. En este caso tenemos el tetrabrik. Y nos sentimos violinistas queriendo afinar un violín sin instrucciones, y sin saber tocar el violín, pero nos sentimos osados.
Lo rompemos, lo diseccionamos sin miedo, buscamos sus brillos en la luz, cómo se resiste a ser cortado con las tijeras, sus pliegues, rugosidades, cómo cuando se dobla deja una huella que es imposible de borrar ya, hay que incorporarla, cómo resbala su superficie, qué imágenes nos sugiere, cómo cambia con la oscuridad, cómo no es como esperábamos, sino como quiere ser.
Y después de tener la seguridad de haber intimado con él, de haber visto sus entrañas, nos ponemos a trabajar como locos, sin pensar, dejando a nuestro inconsciente llevar las riendas, y nos vamos encontrando los tesoros fruto de esa osadía ingenua, de pensar que hay vida mas allá de la vida, de sacarla a sacudidas.
Y lo compartimos no por el resultado, que aún está oculto, sino porque ha sido bello el proceso.
Dedicado a los que desguazan lo desechado en otros tiempos, sin miedo a lo que puedan encontrar.
By basurata chan